14 septiembre, 2009

62 - El arte de no entender nada

Buenas, aquí digo presente nuevamente. Sí, yo, el pibe de las entradas largas como esperanza de pobre.
Hoy me pintó escribir sobre una sensación que todos alguna vez experimentamos: la resaca. Ese estado de acidez estomacal y emocional que viene luego de una noche de gira, de la cual llegás a tu casa a las 6 de la matina tratando de disimular el peludo que te pegaste, y de no hacer mucho ruido para no despertar a todos y que quede de manifiesto tu estado, cuando sale tu vieja en camisón y con todos los pelos parados de su pieza, y con una cara no mucho mejor que la tuya te dice algo que está entre indagatorio, sorpresivo, agresivo y lastimoso, que suena algo así como: "llegaste..." y puede venir, o no, acompañado por "te parece hora de llegar?", "qué tomaste?", "te tomaste todo...", "subite esos pantalones...", o cosas por el estilo. Como podés, la saludás tratando de que no alcance a percibir ese tufo qué traés en la boca, ese que reside en tu cavidad bucal a pesar de que te hayas clavado 8 chicles, 4 botellas de Listerine y 2 pastillas para inodoro pensando que te lo iban a sacar; ese tufo rancio, mezcla de cerveza, vino, Speed, vodka, ácido muriático, Pinoluz y andá a saber qué otras cosas que habrás tomado durante ese momento de descontrol. Te hacés el boludo, pasás al baño. Meás dos galones y te lavás la cara. "Estoy hecho mierrrrrda", pensás. Cuando saliste, si todo marcha según el plan, tu vieja ya se acostó y vos tenés vía libre a tu pieza. Haciendo el máximo silencio posible vas y te acostás. Todo te da vueltas, pero enseguida te dormís.
Al ratito, un grito te despierta: hay que levantarse! Esperanzado de que se te haya pasado un poco la mamúa te erguís, y descubrís que no entendés nada. Aún así la tenés que caretear lo mejor que puedas, rescatarte e ir a comer como una persona normal, para que del hecho no se diga ni mu. En tu boca sentís una sensación como si hubieras lamido el piso de un boliche después de la joda, y tu esofago arde como si hubieras tragado un tanque de ácido sulfúrico concentrado. El sólo pensar en tomar algo más te repugna. Y ni hablar de tu cabeza, que está totalmente embotada y no podés coordinar ni dos pensamientos, y tenés la sensación de que tenés sobre tu cerebro un ballet completo de enanos bailando una obra entera de malambo.
Podría explayarme muchísimo mas, y de hecho creo que lo voy a hacer en alguna otra oportunidad, pero ahora mismo me tengo que ir a la mierda porque no llego a la puta facultad.





Les aclaro que esto que acabo de contar no me pasó hoy porque anoche me fuí de joda y escabié como una negra sin dientes, aunque haya sido domingo, nada que ver, no se piensen cualquiera.


Nos veremos por el corso.


Nahue

3 comentarios:

Alicia en el pais dijo...

despues no te andes quejando ni maldiciendo porque yo si firmo tus entradas

HOLA YO NUNCA TUVE RESACA

-eme- dijo...

me acuerdo de la unica que tuve ... solo queria agua...
y morirme tambien

Unknown dijo...

Las resacas son una mierda, pero son seña de un trabajo bien logrado, muy bien logrado (?)