24 septiembre, 2009

93 - Memorias de un GRAN finde

Buenas, estimados lectores. Como algunos ya sabrán, el viernes pasado partí hacia la aventura y me fuí solo a Salta, a ver al más grande, al único que me puede hacer sentir así (y muy probablemente ustedes no sepan como es "así", porque no lo sintieron; y si lo sintieron, saben de lo que hablo), en fin, al Indio Solari. Con tan sólo algunas pertenencias, $125 y la desesperación en el corazón de no poder esperar mas para verlo otra vez, salí con mi novia hacia la parada del 53 rápido, para llegar a Constitución, de donde salía el micro que llevaría a bordo muchos sueños, muchas historias, muchos potenciales llantos, y muchos borrachos y drogadictos empedernidos.
Y allá fuí. Escuchando Los Redo en el mp3, lógicamente, y sin saber con certeza donde bajarme. Pero llegué. Me habían acomodado en el Micro nº2. El viaje de ida fue mortal. Conociendo gente copada, cantando a toda voz y saltando, tomando más fernet junto que en toda mi vida y pegando bastante fa... familiaridad con la gente que había conocido, malpensados. No da contarles todo el viaje, porque fueron un poco más de 20 hs, pero ahí les va un resumen de las cosas graciosas ó interesantes que escuché:

- Donde estamos?
- En el campo...
- Uhhhh... En este campo no hay ni vacas. Se fumaron hasta las vaacas...

- Guarda que ahí viene la Choooochiiii...
- Gorda pasá pal fondooooo (una voz como en segundo plano, medio a los gritos)

- Eso... Eso que se huele, es olor a pedo de borracho. Te lo firmo.

- Boliiii... Aguante Los Redondos boliii!! (un chabón por la ventana llegando a Salta, con medio cuerpo afuera gritándole a los salteños que pasaban con voz de borracho y drogado, y agitando los brazos)

- Como anda la negrita eeeeeehhhh (mismo borracho de recién en una situación parecida)

Frases del estilo no me acuerdo más, aunque debió haber. Pero algo muy gracioso fue cuando una vieja salteña nos sacó la lengua, nos hacia "fuck you" y se cagaba de risa, medio escondida atrás de un árbol. Es posta, no lo inventé.

Llegamos, comimos un MUY BUEN asado, y, un rato después partimos para el estadio donde nos esperaba el mejor recital de nuestras vidas. Había un chabón que no entendió nada durante todo el viaje: realmente era deplorable su estado; y cada vez que te cruzaba (a todos) te mostraba la bolsita de coca que llevaba en la mano (como la bolsita de papel madera del Doctor Chapatín) y, con una voz rasposa y destruída te decía "mi materia prima", y se reía; eso lo habré escuchado fuera de joda más de 30 veces. Tomando fernet, algunos mascando coca, otros fumando faso, y otros haciendo todo eso, caminamos en caravana para el estadio, cantando.

El estadio estaba colmado, lleno de banderas, y yacía calmo. Todos aguardando lo mismo. Por momentos cantando los típicos cantitos de Las Bandas (se llama así a los seguidores de Los Redondos, para quien no sepa). Hasta que se apagaron las luces, y la total oscuridad fue testigo del silencio de todo el estadio, del latido de esas miles de almas, seguido de un grito de alegría cuando una voz, su voz, proclamó desde las sombras "Damas y Caballeros: Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado" (así se llama la banda solista del Indio). La espera de todos nuestros corazones había llegado a su fin, cuando, tras encenderse las luces y la pantalla de fondo, lo vimos entrar con sus típicos lentes oscuros y su infaltable camisa. El recital fue impresionante. Realmente el mejor de mi vida, hasta ahora. Ese pelado me rebalsó de euforia, me hizo emocionar hasta las lágrimas (de verdad, no es "una forma de decir"), me llenó de alegría, e hizo que todo valga la pena. Es un sentimiento inexplicable con palabras.

A la vuelta, después de comprar remeras y comer embutidos de dudosa procedencia en puestos aledaños al estadio, volvimos a los micros. Y perdimos un chabón, que estaba tan pasado de rosca que no encontró el micro. Lo esperamos hasta que los coordinadores decidieron irse. Lo hubieramos dejado tirado en Salta, sin una moneda, ni un celular, ni estado, ni nada; si no fuera porque a la salida de la ciudad (como 3 Km del estadio!!), apareció haciendo señas adelante del micro. Tuvo un Dios aparte, y un cagazo tal que le bajó el mambo.

El viaje de vuelta no fue mucho mas tranquilo. Seguían saliendo botellas cortadas con fernet, seguían quemando y mascando coca.

En fin, fue el mejor fin de semana de mi vida. Vuelvo a Buenos Aires con una sonrisa en el rostro, un show de melodías en la cabeza, un quilombo en el hígado, la imagen de un estadio lleno de gente y banderas, con mi ídolo cantando en ese psicodélico escenario, en la retina, y un canto en el corazón, que retumba en mi pecho al compás de mis latidos, al grito de "Vaamos Los Redooo, vaaamos Los Redooo" (8).

4 comentarios:

Angel dijo...

Groso el finde! El fanatismo como estandarte llevas!
Aguante las amistades nuevas de recital!

Nahue dijo...

Son lo más, loco. Gracias por pasarte y comentar!

Angel dijo...

En un momento me hizo acordar de Capusotto!
ESTA HABLANDO FE FASOOOOOO!!
jaja!
Un saludo!

-eme- dijo...

aajjajaj uno de los mejores posts, lejos...
me cague de risa!