20 octubre, 2009

135 - Apertura del Baúl de los Recuerdos

Buenas, estimados lectores. Debido al miedo que me produce que las visitas al blog caigan como los dientes de un cacuija por culpa de ese extraño espécimen pseudo-floguer que amenaza nuestra escasa reputación, acechando impío como un paladín de la boludez apenas se abre la página, me siento obligado a hacer que, por lo menos, haya que bajar para verlo, y no quede como "portada" de nuestra humilde página. Entonces voy a hablar de cualquier gansada.



Ayer nos acordábamos con unos pibes en la facu de nuestra infancia. Inocente infancia a diferencia de la de ahora, en la cual los pibes de 6 años en adelante andan con celulares, mirando esos dibujitos animados de ahora que les enferman la cabeza con idioteces puras, y viendo todo tipo de porquerías por la net, como páginas porno, forrologs de floguers con pelos de dudoso gusto, que se visten como payasos y se sienten Gardel cuantas más firmas con palabras raras e incomprensibles reciban; emos que piensan que sufren un injusto infierno porque su papá les pegó un chirlo en la cola o porque no les compró el último "Aifon Tregé" con mp58, sistema de inyección common rail, una negra que baila y un nanorrobot que sabe hacer matambre; entre otras... Y ni hablar de programas que pudren fiero la mente como Casi Ángeles, el de Tinelli (Bailando, Patinando, Actuando, Sodomizando Mandriles, Cantando, etc, por un Sueño), el de Chiche Gelblung, etc... Infancia era la de antes, carajo!



Entonces, y con el propósito de demostrar lo buena y sana que fue nuestra infancia, inauguro la sección a la que llamaré "Baúl de los Recuerdos", para que repasemos con detalle todas las cosas con las que jugábamos, las chucherías que alguna vez estuvieron "de moda", y lo poco con lo que nos conformábamos y éramos hasta felices.



Hoy me pintó hacer mención de un aparatito chino o japonés que fué un gran furor en nuestra tierna infancia el cual, visto hoy, resulta una reverenda cagada, pero que todos lucimos con orgullo colgando de nuestros cuellos: el Tamagotchi o "mascotita virtual". Ese engéndro extraño que, con solo unos pocos centímetros, y aún siendo un cúmulo amorfo de píxels, sabía bien como rompernos las pelotas sonando a las 4 de la mañana (si habré revoleado tamagotchis...). Adquirirlo era un logro, te distinguía entre tus amiguitos tener al cusifai ahí colgado y jugar orgulloso con las pocas cosas (y de mierda) que traía. Cuando te lo compraban estabas en la gloria y lo prendías emocionado, y ahí venía la primera decepción: era un huevo. "Un huevo" (decías) "... Compré un huevo... Deseé un huevo... Esperé por el PUTO HUEVO". Y quedaba así uno o dos días, hasta que finalmente eclosionaba y...! (música de gloria frustrada) Y salía una bola con ojos... Una insípida bola con ojos que en nada se parecía al dinosaurio del blister. "Bueno, al menos ya no es un huevo" pensabas para darte ánimo. Tratabas de darle comida, y no quería. Tratabas de hacerlo jugar, y no quería. De última probabas darle la vacuna, en una de esas era masoquista, y, para variar, no quería. Encima de ser un bodoque deforme, es exquisito el hijo de puta. Y era sucio, porque no se quería bañar. El "tititititi" que producía era inaudible a la noche, cuando uno dormía como un tronco. Y si lo escuchabas, podías ó bien revolearlo, ó bien atenderlo (darle de comer, curarlo, bañarlo, etc...) ó sencillamente ignorarlo y seguir durmiendo. Para la opción 2 no se presentaban problemas, al otro día, o como mucho a los dos, crecía y se hacía el tan ansiado dinosaurio que, de todos modos, no parecía un reptil despiadado y sediento de sangre como vos, el varoncito, esperabas. Para las opciones 1 y 3 había varias posibilidades, a saber:

a- Que muriera

b- Que amaneciera sucio

c- Que se le agotara la pila de sonar



Las tres son indeseables, pero la "b" es la más pasable y la que menos sucedía. Siempre se moría el muy forro, y después a empezar de nuevo con el jodidísimo huevo. Era una baratija, sí, pero así todo, era sano, se hacía querer. Seguro debe haber sido cuestionado por los noticieros, que no se cansan de pasar boludeces y de seguro siempre fueron así. Pero era sano. No pudría mentes, ni nada de eso.



Por eso me siento en condiciones de decir AGUANTE EL TAMAGOTCHI, PUTOS!



Y ní hablar de esos que venían con muchos bichitos para elegir, eran el súmmum!



Seguramente si intento seguir podría escribir 8 páginas comentando boludeces, yo soy así. Pero no rinde primero porque no quiero, y segundo porque, los que sigan, ya deben estar repodridos de leer...



Así que me despido y voy a ver si puedo bajar algún programa de tamagotchi al celular jejejeje.





Besitos en las nalgas.





Nahue.


4 comentarios:

Alicia en el pais dijo...

me enncataba no darles de comer ni limpiarle los soretes ni darle la medicina para ver como morian y como me aparecia la cruz XD muahah que macabra pero posta eran lo más esas cositas yo vendo en mi kiosko

-eme- dijo...

NOOOO LA PUTA MADREEE!!!!
que zarpados eran los tamagotchis
como me cague de risa al recordar todos esos episodios de mi infancia, cuando me regalaron mi tamagotchi para mi cumpleaños (y vino defectuoso y hubo que cambiarlo...)
mi meta era que no muriera
asique cuando aparecian los dos o tres pixels que indicaban "sorete", lo limpiaba
lo que no me gustaba era que para jugar solo existia el piedra papel o tijera, no sabia jugar a otra cosa el muy pelotudo.

y la unica vez que logre que viviera mucho y era re grande!! me subi a la mesada de la cocina (re simio!) y se golpeó con la misma, qe era de marmol, y murio... onda, se reinicio el jueguito y era un huevo de nuevo...
toda la bronca!!!!
tamagotchi, i miss youuuu

Nahue dijo...

Jajajajaja los tamagotchis se la re bancaban, a pesar de todo!

Aportad, si gustáis, para el baúl de los recuerdos!

[ Sol. ] dijo...

Yo me moría por tener uno, y el día q mi tio me lo regaló fui re feliz, pero al poco tiempo mi mamá lo mojó sin querer y se rompió. Nunca más . (