Mauri me pidió que le haga masajes, argumentando que era mi oportunidad de hacerlo sufrir. Le dije que lo hacía sufrir más si no se los hacia. Luego me amenazó, diciendome que me iba a babear la almohada.
Luego, me babeó la almohada.
Diego, de entre las pocas palabras que pronunció, dijo que mi perro se cagó.
1 comentario:
cuanto mas miro esto mas cuenta me doy de q estan poniendo mi imagen arriba del fuego jajaja
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