* Tenerlo ya era groso, hasta que lo teníamos todos. No sé que le veríamos de novedoso, pero la cuestión es que todos queríamos uno. Como ahora la Play, o esas porongas, pero notablemente más accesible.
* Golpearlo más de tres veces era más groso. Nadie coordinaba tanto... Después de todo, teníamos 8 años, no?
* Si tenías el que tenía el "mango" que cambiaba de color, eras Gardel. Yo lo tuve, por eso cada día canto mejor.
* Si hacías "la vuelta al mundo" (golpearlo muchas veces por arriba y por abajo), ya eras Dios. Esa sí que no me salía.
Así de sanos éramos. Es la imagen de la inocencia hecha hilo y contundentes pelotitas, que se habrán llevado más de un par de ojos, narices y sobre todo dientes a lo largo de su existencia.
Como todo "cosito" que se puso de moda, también fue polémico, no se crean: las maestras no querían que lo lleváramos porque, ciertos chicos malintencionados y malcriados los usaban para pegar. Y carajo que era peligroso, era durísimo! Así, habrá sido baneado varias veces del colegio, pero al final se hizo vencedor porque yace en las memorias de los que lo usamos alguna vez.
En fin, sin mucho más que decir, me despido hasta la próxima. Sigan tirando ideas!
Felicidades y garchen con forro.
Nahue
2 comentarios:
Jjajajajajaja!!
Estoy en el laburo y despues de clavarme una pizza muyy grosa, me lei este post.
Ya está, cartón lleno...
Hoy se puede caer el mundo, que no me importa nada, muchachos.
Me encantó.
jajajaj excelente!
Yo tenia uno, pero por supuesto que no me salia nada
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