30 agosto, 2010

248 - Impulsividad que se hace arte a flor de piel

La inspiración... Podría definirla como la madre de la creación, la musa de las mismísimas musas, la progenitora del arte... Podría venir de la lucidez, de la razón o de su ausencia; del cielo, de algún objeto, de alguna palabra... O aún sencillamente de la nada misma... Pero... Principalmente podría venir la hija de mil puta, no? Querer escribir sin inspiración es como querer mantener una relación sexual a los 85 años, es decir, como intentar jugar al pool con una soga... Y yo soy un anciano desquiciado que, con un disfraz sexy-bizarro de vaquero, una mirada seductora y ya sin los dientes puestos, realiza un intento de erótico baile con movimientos de pelvis acompañados por el bamboleo incesante de su bastón para deleitar a su partenaire sexual: una ancianita con un camisón transparente que deja en evidencia que su "vestidito del amor" debería ser planchado de vez en cuando... Soy un loco empedernido con cara de desesperación que, trepado a la mesa de pool, revolea sogazos a las bochas mientras es observado por todo el bar, al grito de "AGUANTE TROTSKY" , para luego ser detenido por la seguridad del lugar y amanecer boca abajo en un zanjón en Boulongne, todo golpeado y con muy pocas ganas de volver a intentar algo similar. En otras palabras, quiero escribir sin estar inspirado para tan dificultosa tarea, tengo ganas de hacerlo y siento que debo. Qué podría pasar?


a - Que salga como el orto, tirando mi reputación por la borda.

b - Que zafe, manteniendo en stand by los insultos hacia mi persona.


Intentado que la opción correcta sea la "b", me largo nomás... Encontrábame en mi casa hace tres semanas aproximadamente, el sábado anterior al día del Niño y consideré pertinente comprarle un regalo a cada uno de mis hermanos, después de todo se lo merecen... Sin mas pertenencias que mi tarjeta de débito, mi documento, las llaves, el celular, los auriculares, pastillas de miel y limón, la billetera, un matafuegos del tipo A, una Biblia en dibujitos, cupones de descuento en ortodoncia y una escafandra de buzo, salí caminando al centro de Caseros Paradise en busca de los presentes. La elección de los regalos fué fácil, no vale la pena dar detalles de más: para mi hermano más grande un par de canilleras, y para el pequeño un conjunto de fútbol del Chelsea. Un hermano políticamente correcto, digamos.

Concluída la compra, llegaba el momento de regalarme algo para mí. Ropa no quería, es toda de puto... Zapatillas ya tengo... Juegos para la X-Box, tengo tres sin jugar todavía... Libros tengo pensados miles, pero no se me ocurre ninguno al momento de querer comprar... Calcomanías de los Power Rangers me sobran... Un esclavo era buena idea, pero hay que alimentarlo... Así que me acordé que un día ví, en uno de esos puestos de la calle que generalmente atiende algún africano (negro como el ébano, pelado, vestido con costosísima ropa de marca, zapatillas de esas que hacen café, pasean al perro y te llevan los pibes al colegio), un simpatiquísimo encendedor de Los Redondos al estilo Zippo. Entonces me dije "Buen, vamo a pasar por ahí y me compro el encendedor". La verdad es que un encendedor me sería bastante inútil puesto que no fumo, no soy piromaníaco, no soy Pyro (X-Men), ni escupo fuego; pero ese encededor me gustó tanto que lo quería por más que su único destino fuese estorbar en el bolsillo que le fuere designado. Fuí hasta el puesto y, cuál sería mi sorpresa al descubrir que algún alma impía me había ganado de mano comprando el encendedor. Indignadísimo, seguí caminando por mi querido Caseros, cuando de repente una pulsión innovadora bajó de mi cerebro, apoderándose de todo mi cuerpo: quería algo nuevo. Algo innovador. Podría ser un corte de pelo, un piercing nuevo... O aún mejor, un tatuaje! En el pelo no me haría nada raro, soy muy clásico para esas cosas... Piercings? Me gusta el de la lengua pero no me animo, dicen que te deforma el paladar y te tira las teclas para adelante... Solamente quedaba una opción: el tatuaje. Caminé, entonces, guiado por mi impulsividad a la hora de decidir, recorriendo las diferentes casas de tatuajes y preguntando bien todos los detalles, hasta que me decidí por una. "Esta me gusta...".

El pibe que me atendió era raro, como todos los tatuadores, pero si bien era muy distinto a mí, era copado. Le pregunté si funcionaba con turnos, me dijo que sí, que había que reservarlo pero que si cuando yo me decidiera estaba al pedo, me lo podía hacer en el momento, a lo cual mi respuesta fué "Ahora estás libre? Me lo hacés ahora?". El chabón me miró sorprendido, calculo que no es frecuente ver a un rayado que va caminando y dice "Uh me voy a tatuar", así sin pensarlo. Pero considero que las mejores cosas salen así, de sopetón, sin pensar demasiado y sin dejarse influenciar por nadie más que por uno mismo. Tras su afirmación, retiré la plata del banco y, previo a ir al local, hablé con mi vieja. La conversación (resumida), fué más o menos así:

- Hola má...

- Hola Nahue, qué pasa?

- Nada, te quería avisar que me decidí y me voy a tatuar...

- No

- No te estoy preguntando, te estoy avisando... Bien podría volver con el tatuaje hecho y que vos ni te lo esperes, pero sin embargo opto por avisarte...

- Estás loco...

- Eso de hace rato que lo sabemos má... Soy un loco lindo...

- Pero ni siquiera lo charlamos, eso no se hace así nomás, pensá que eso queda para siempre... Además (bla bla bla)...

- Ya lo pensé, y no tengo que charlarlo con nadie, tengo 21 años, la plata es mía y, no es por pelear, pero puedo hacer lo que quiero.

(Más y más cháchara y negaciones...)

- Bueno, hacé lo que quieras

- Nos vemoooooooooooooooooos.


Después le avisé a mi viejo con un mensaje, al cual, obviamente, le chupó un huevo como a todo padre de hijo varón.


El que se esté preguntando que me tatué, seguro que no me conoce; sin embargo el que alguna vez me leyó o habló conmigo, sabe que tengo una pasión sobre todas las pasiones, un amor inexplicable, y se debe imaginar que posiblemente no me tatuaría nada que no tenga que ver con Los Redondos. Y así fue, y es. Le mostré al pibe el dibujo, lo charlamos un rato e hizo el boceto...Me lo "pegó" en la pierna, en la posición que más o menos yo indiqué y, tras toda esa preparación de los materiales, se largó a tatuarme, nomás.

El primer pinchazo es como la primera vez que la ponés, una sensación tan inesperada como predecible. Las sensaciones y cosas que van pasando por la cabeza son extrañas. Sí, como cuando la ponés. Lo primero fué pensar "Jaja, qué carajo estoy haciendo? Estoy re limado, soy lo más" como cuando la puse. Y las sensaciones continúan extrañas. Un toque duele, no te voy a mentir, pero es perfectamente soportable. Eso si que no lo sé porque no me la pusieron, no me iban a enganchar para decirme puto! Es como una pequeña quemazón y, al contrario de lo que la lógica invita a pensar, lo que más duele son las líneas y no el coloreado, a pesar de ser una aguja contra tres. A medida que vas viendo la obra terminada te va gustando cada vez más. Es un arte que pocos saben reconocer como tal, pero yo le pongo la firma: es arte puro, exigido, que no admite errores.

Una vez culminado el dibujo, llegó el momento de pagar e irme, tras recomendaciones del cuidado, etc... El resultado? Me encantó!


Y voy por más, es cierto eso que dicen de que una vez que tenes uno, los querés todos. Como cuando la ponés! No toooodos tan así hasta el punto de tatuarte la pinga, pero al menos todos los que considerás razonables.


Habiéndoles contado de la manera más llevadera que pude mi experiencia tatuajística, me despido una vez más agradeciéndoles a ustedes, atentos receptores, su atención.



Saludos para todos y éxitos, que el General Perón los acompañe en esta semana.




Nahue




PD: El que haya sacado como conclusión final que tatuarse es como ponerla, no captó el verdadero mensaje del post. Ponerla es mejor.


6 comentarios:

Lucy in the sky - dijo...

Me gusta que aparezca tan seguido la etiqueta "Mauri se la come".
Felicitaciones al valiente impulsivo y a su nuevo tatoo :). Igual me quedo con Soda ;D Jaja.

Nahue dijo...

Pasable Soda, pero yo hablaba de Rock, no de Pop... :P


Che si comenta poca gente no escribo más, creo que las anteriores que hice también tuvieron pocos comentarios :P

[ Sol. ] dijo...

Ay que putito, si no le comentan se va :P

-eme- dijo...

Me tomé mi tiempo para leer este post. Quería hacerlo bien, con una buena taza de café, pilas de cosas facultativas por hacer, y mi monóculo nuevo correctamente colocado.
Ahora que se han cumplido todos estos deseos, leí el post y, una vez más digo:

- Me quedo con Soda, yo también. Pero escuchar los redondos no está nada mal de vez en cuando.
- Aguanten los actos impulsivos y avisarlos previamente por teléfono a ese ser que es quien suele hacerse mala sangre hasta por nimiedades -llámese mamá o sol rodeada de corazones-.
-NAHUE PRESIDENTE.

Ya esta, con este comment se puede hacer otro post, directamente.

Saludos!!! :)

Nahue dijo...

Sol con corazones, sos la mejor... Te valoro a más no poder por ser la única que comenta como la gente :P

El gran genio Alejandro Dolina dice que las sociedades artísticas resultan improbables cuando no imposibles, pero hay que escribir algo juntos... O intentar :P

Anónimo dijo...

Me encantó!!Felicitaciones por tu nueva adquisición!! No podrias haberelegido nada mejor para tatuarte!! ♥